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jueves, 11 de agosto de 2016

Canciones fetiche/ 21 - So long, Marianne


La noruega Marianne Ihlen era veinteañera cuando llegó a la isla griega de Hidra con su hijo de seis meses, después de que el padre del niño, el escritor Axel Jensen, les abandonara. La isla de Hidra, en el mar Egeo, era por entonces (1960) paraíso de artistas y bohemios. 
Allí, en una taberna-tienda a la que había entrado a comprar leche y otros comestibles, conoció a un hombre que cambiaría su vida. El tipo la invitó a unirse a sus amigos en una mesa de la terraza. Era Leonard Cohen, joven poeta que acababa de mudarse a la isla. Ese día comenzó una historia de amor que duraría casi una década, y que inspiraría a Cohen muchos de sus temas, entre ellos la que podríamos denominar canción-fetiche So long, Marianne.  Marianne y Leonard convivieron durante un tiempo en la isla de Hidra, en una casa sin agua corriente ni luz que el poeta-cantante había comprado con la herencia de una de sus abuelas. Allí, Cohen escribió y compuso su primer álbum, Songs of Leonard Cohen, en el que se incluye el tema So long, Marianne. Juntos se trasladarían a Canadá y después a Nueva York. La conflictiva relación sentimental del autor canadiense y su musa noruega terminó con la década, pero no su amistad, su lealtad y su admiración mutua.

Hace unas fechas, a Marianne le diagnosticaron una leucemia agresiva, de la que no podría recuperarse. La noticia llegó a Leonard Cohen a través de un amigo común (y realizador de un documental sobre su relación), del que siento desconocer su nombre. Inmediatamente, Leonard le escribió una carta en la que, entre otras cosas, decía:
Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos; pienso que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduría pero no necesito extenderme sobre eso ya que tú lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Todo el amor, te veré por el camino.
La carta se la leyó a Marianne el amigo común poco tiempo antes de fallecer. Marianne murió en el Hospital Diakonhjemmets de Oslo el 28 de julio de 2016 a los 81 años, pero ahora es inmortal, gracias a su amigo.



So long Marianne

Come over to the window, my little darling,
I'd like to try to read your palm.
I used to think I was some kind of Gypsy boy
before I let you take me home.
Now so long, Marianne, it's time that we began
to laugh and cry and cry and laugh about it all again.

Well you know that I love to live with you,
but you make me forget so very much.
I forget to pray for the angels
and then the angels forget to pray for us.

Now so long, Marianne, it's time that we began ...

We met when we were almost young
deep in the green lilac park.
You held on to me like I was a crucifix,
as we went kneeling through the dark.

Oh so long, Marianne, it's time that we began ...

Your letters they all say that you're beside me now.
Then why do I feel alone?
I'm standing on a ledge and your fine spider web
is fastening my ankle to a stone.

Now so long, Marianne, it's time that we began ...

For now I need your hidden love.
I'm cold as a new razor blade.
You left when I told you I was curious,
I never said that I was brave.

Oh so long, Marianne, it's time that we began ...

Oh, you are really such a pretty one.
I see you've gone and changed your name again.
And just when I climbed this whole mountainside,
to wash my eyelids in the rain!

Oh so long, Marianne, it's time that we began ...
__________________________________

Hasta la vista, Marianne

¿Puedes asomarte a la ventana, cariño?
Quisiera intentar leerte la mano.
Solía pensar que era una especie de gitano,
antes de dejar que me llevaras a casa.

Hasta la vista, Marianne, ya es hora de que empecemos
a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo.

Sabes que me gusta vivir contigo,
pero haces que me olvide de todo.
Olvido rezar a los ángeles
y luego ellos se olvidan de rezar por nosotros.

Hasta la vista, Marianne, ya es hora de que empecemos
a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo.

Nos conocimos cuando eramos jóvenes.
Fué en el parque lila y verde.
Me cogiste como si fuera un crucifijo
mientras nos adentrábamos de rodillas en la oscuridad.

Hasta la vista, Marianne, ya es hora de que empecemos
a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo.

Ahora, necesito tu amor oculto.
Siento frío como la hoja nueva de una maquinilla de afeitar
Te fuiste cuando te dije que era una persona curiosa.
¿En algún momento dije que era un tipo valiente?

Hasta la vista, Marianne, ya es hora de que empecemos
a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo.

Realmente, eres preciosa.
Veo que te has ido y has cambiado de nombre otra vez.
Alcanzo la cima de ese lado de la montaña
y lavo mis párpados con la lluvia.

Hasta la vista, Marianne, ya es hora de que empecemos
a reirnos y llorar y llorar y reirnos de todo.

9 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Descontaba esta entrada, presentada de manera tan sensible como sincera. La sabiduría que Leonard Cohen le reconoce a Marianne desborda en el propio hacedor de su mítica canción que hasta se pasó la vida preparándose para despedirla.

Hasta la vista, Marianne, descansa en paz mientras Leonard todavía (ojalá) se quede por aquí (con todo lo que aún tiene para dar) un rato más. Su último disco de estudio de 2014 y el álbum en vivo de 2015 lo demuestran.

Juan Nadie dijo...

Esta entrada había que ponerla, no quedaba otra, como pequeño homenaje a Marianne y al eterno buscador Leonard Cohen, al que ojalá le quede aún tiempo para seguir regalándonos su música y su poesía.

Juan Nadie dijo...

Por cierto, en otoño va a salir un nuevo disco de Cohen.

carlos perrotti dijo...

Ardo por escucharlo...

Por cierto, buscando fotos de Cohen y Marianne con gatos para subir a mi blog, encontré la historia de su canción Suzanne, que nada tiene que ver con su esposa Suzanne, madre de dos de sus hijos, sino con una tal Suzanne Verdal que fue otro amor platónico que Leonard tuvo alguna vez, una chica bailarina gitana que vivía en un carromato rodeada de gatos, esposa de un escultor amigo de Leonard y que fue simplemente su musa de aquella canción. Interesante historia con ecos de la historia con Marianne.

Juan Nadie dijo...

No conocía eso, o lo olvidé. Magnífico aporte.

carlos perrotti dijo...

Sí, el mismo Cohen admite en una entrevista que tuvo una época en la que era muy enamoradizo y andaba por ahí reclutando enamoramientos platónicos...

marian dijo...

Imprescindible la canción para despedir a Marianne Ihlen. Musicalmente me parece un tema muy interesante, esa melodía secundaría, ese toque griego, también folk americano, con la melodía principal que siendo un tema de amor parece un himno.

marian dijo...

Igual quiso hacer un himno al amor... al amor eterno.

Juan Nadie dijo...

El hombre es que, según propia confesión, tuvo una buena temporada que anduvo tras todo lo que se movía. De ahí la conflictiva relación con Marianne, algo que no reflejo en el texto, pero que se entiende.

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